Aunque todavía tengo cuatro reediciones que sacar de la caja, ya que llevo tanto retraso, prefiero presentar la nueva Nancy se viste de japonesa reedición 2022 que llegó ayer a casa.
Es una acertadísima reproducción de la emblemática geisha de los años setenta.
Como todas las reediciones, viene con su certificado de autenticidad y el número de serie identificativo.
En esta ocasión, Nancy viste una fiel réplica del famoso kimono con el obi rosa.
Lleva la melena negra, sin raya como la antigua, recogida en un moño alto...
adornado con dos palillos amarillos.
Detalle del moño por detrás. De la coleta sale un mechón que la envuelve y el moño va enrollado hacia delante.
Va maquillada con los labios pintados de color rojo y el rabillo de los ojos que le da un aire oriental.
Luce pendientes de perla.
Las braguitas son de espuma como las antiguas. Quizás dentro de treinta años también se hayan descosido como las que compramos ahora en blister je, je.
Realmente es muy bonita.
Tengo la suerte de conservar mi querida geisha de la infancia pero, como la pobre está tan paliducha de tanto lavarla, para hacer la comparativa he escogido a la otra que llegó hace años y está en muy buen estado y con el moño original.
¿Verdad que forman un dúo espectacular?
A mí me regalaron la geisha en 1974, así que 48 años separan estas dos versiones.
La tela del kimono antiguo es más satinada y la del nuevo tiene más brillo, demasiado para mi gusto.
El peinado es idéntico pero la antigua lleva cuatro palillos y la nueva dos más gruesos.
Si las miramos por detrás, se aprecia mejor el peinado y también el obi. Del nuevo colgaba una etiqueta larguísima que he tenido que esconder debajo de la faja.
Toda geisha setentera que se precie de serlo, tiene agujeros en la parte posterior de los tobillos de los alfileres que sujetaban los zapatos.
Como a esta no me atrevo a sacárselos, mi geisha infantil me ha prestado los suyos para la foto ya que ella hace mucho que se liberó de ese tormento y por eso los perdió.
Los nuevos van forrados con entretela; así tienen más consistencia y no se sujetan con alfileres ni con bridas como en los 90.
Aprovechamos que hoy hace un bonito día para hacer unas fotos al aire libre en el precioso jardín de nuestra casita en Kioto.
Los almendros están permanentemente en flor...
y bajo el puente nadan tranquilamente nuestras carpas.De repente, hemos tenido que entrar corriendo en la casa porque alguien está dando voces. Es LuKas Sakamoto que le ha birlado el kimono a mi geisha de tobillo fino que anda por ahí vestida de comunión y dice que el también quiere su momento de gloria.
Insiste que el es el único Shogun del shogunato; ósea el único gallito del corral porque los Lucas de reedición no cuentan.
En fin, voy a poner un poco de orden.
Sayonara.
Esta sí que la tengo muy pendiente... y con la entrada que has hecho, ganas de comprarla YA! Por cierto, he aprendido una cosa de la que no tenia ni idea, que las geishas originales de los 70 tubieran los zapaos cogidos con alfileres en los pies... es bueno saberlo, para cuando me compre una de estas cotizadísimas geishas!
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