Tres eran tres mis barris y teniendo en cuenta que la mayoría de mis muñecos se quedaron por el camino, es casi un milagro que los conserve.
Cuando Barriguitas nació, creo que en 1979, yo ya era un poco mayorcita pero al tener una hermana 7 años menor mi madre también me los compró. Me gustaba sacarles la cabeza y ponérmela en el dedo a modo de Chupa Chups, ummmm que buenos por cierto.
Conservo la cama, la trona y el balancín.

Era mi hermana la que tenía una legión de ellos (chino, sirenita, hada.....) y un montón de conjuntos y complementos . He requisado de casa de mis padres el tiovivo, que está más inclinado que la torre de Pisa pero que sigue girando al son de la música
y el coche musical al que le falta la manivela. Recuerdo que le dábamos cuerda con la llave de un reloj de cuco. El gnomo, al que identifiqué gracias a Bego, era de mi hermana también.
Me da mucha pena cuando miro el único catálogo que tengo y compruebo que teníamos casi todos los conjuntos originales y un montón de caseros de mi madre, pero que sólo conservo un par.




Los muy zalameros se han buscado unas madres adoptivas y ahora viven todos juntos en el último piso del edificio Ikea. El indio, a falta de la Pocahontas, ha elegido a la Oriental y creo que el gnomo, al que le falta el gorro, es un duende burlón que se come las galletas por la noche y tiene la culpa de que se pierda el cargador de la PSP y demás efectos paranormales que ocurren en mi casa.

Entre todos se han aliado para pedirme un papi y un marido, pero es que Lucas siempre me ha dado yuyu.