En los catálogos más antiguos consta como esperando al príncipe y en los más moderno como traje de noche.
Lo conservo de mi infancia y el pobrecito está hecho unos zorros.
No me parece el más bonito de los setenteros pero es muy especial para mí. Me chiflaba cuando era pequeña por el vuelo de la falda y el brillo de la tela. Me gustaba hacer girar la muñeca como si estuviera en un baile. Ojalá hubiera tenido uno igual de mi talla pero mi madre nunca me compró un traje de princesa aunque se lo pedí insistentemente.
Los manguitos se los he hecho yo, pero ahora que veo de cerca el dibujo no me acaban de convencer, buscaré otro retalillo de tul y le haré unos nuevos.
El otro día me entretuve en ponerle los rulos a Pamela (mi rubia preferida, a la que me rescaté de las manos de un morito en un mercadillo en Barcelona) y plantarle lo mejor que supe el postizo que me ha regalado mi marido. El pobre está resignado a mi nancy-adicción y a menudo contribuye a la causa. El mes pasado me compró los dos postizos (el rubio y el pelirrojo). Casi me lo como a besos.
Ayer estuvo en casa mi sobrina de 7 años, aficionada a las muñecas cabezonas y ojudas actuales, mirando mis muñecas me dijo que la que más le gustaba era precisamente esta , supongo que ella también quiere ser princesa.
Por cierto que hace casi quince años que dejé de esperar a mi príncipe je je.
Qué bonito relato Dolors, me ha conmovido. Enhorabuena por coservar cositas de la infancia, siempre lo digo, daría lo poco que tengo por recuperar alguna de "mis" nancys de la niñez... ondeandarán,,,
ResponderEliminarPues a mí también me encantaba de pequeña por lo mismo que a ti supongo, aunque ahora no es de los que más me gusta. En el mismo estilo, prefiero el nostalgia blanco, el puesta de largo o el fiesta gris. Pero claro, eran otros tiempos y éste era mucho más vistoso..... Y ese nombre "esperando al príncipe" ya nos daba a todas algo con qué soñar.....ja, ja, ja.
ResponderEliminarBesos